¿Quién es Camila Dávila?

En 1988, y gracias al fenómeno que había sucitado Calamar, se realizó en el poblado de San Antero un concurso para premiar el disfraz más parecido a Guri Guri. Los creadores de este personaje se sorprendieron cuando el verdadero Guri Guri, quien participaba secretamente, ocupó el séptimo lugar.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Camila Dávila y la facultad mimética


Sir James Frazer publicó en 1890 la Rama Dorada, esta obra pasaría a ser una referencia obligada para todos aquellos interesados en entender las religiones primitivas y en reproducir las prácticas amatorias de los pueblos salvajes. Desde su poltrona y poniendo en escena lo aprendido, el autoerotista etnógrafo acuñaría el término “magia simpática” para referirse al poder, o si se quiere a la simpatía secreta, que existe cuando las cosas a la distancia actúan entre sí. Es decir que, a cada objeto le corresponde otro que por ser una representación del original prolonga su esencia, carácter y fuerza.

En este punto, tanto el original como la copia desencadenan expresiones múltiples y novedosas, basta pensar en los famosos tabernáculos que ayudó a erigir el afortunado erudito, para satisfacer la curiosidad sexual de millares de espontáneos aficionados a los saberes antropológicos. Se puede decir entonces que, cada día es más urgente la necesidad de apropiar los objetos por medio de su reproducción, constantemente copiamos e imitamos para explorar diferencias y volvernos otros.

Por lo tanto, si es la naturaleza la que crea la cultura, es esta última a través de la facultad mimética, la que recrea una segunda naturaleza, y podríamos sacar del cajón la metáfora del espejo en el espejo. Esto nos conecta con el problema de la identidad, pues entonces, podrían existir miles de formas, de maneras de ser y de representar la misma idea. Es así como la mímesis cuestiona lo que parece una verdad y nos pone en contacto con lo que el artificio tiene de verdad.

A esta altura, Camila Dávila juega entre las máquinas miméticas de la postmodernidad, como un animal dibujado con un pincel finísimo de pelo de camello salido del emporio celestial de conocimientos benévolos, es documento escrito por un Baudolino alicorado.

Camila Dávila estimado lector eres tu.

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lunes, 19 de febrero de 2007

El Affair Camila




From: "Botico Lewinski"
To: camidavila84@hotmail.com
Date: Fri, 13 Oct 2006 16:02:03 -0500

Hola.

El día 18/10/06, Camila Dávila camiladavila84@hotmail.com escribió:

Boticario,

Qué rico que me respondiste. No sabes la emoción que sentí al ver tu mail. Es raro, pero hace rato no sentía lo que siento y sobretodo porque no te conozco. Pero eso se puede arreglar...

Cami

From: "Botico Lewinski"
To: "Camila Dávila"
Subject: Re:
Date: Wed, 15 Nov 2006 13:51:55 -0500

Ha pasado el tiempo, pero no todo ha cambiado. ¿Sigues por ahí?

El día 28/11/06, Camila Dávila escribió:

Boticario,

Por qué me haces esperar tanto... igual todo lo bueno se hace esperar. En mí nada ha cambiado. Yo sólo quiero conocer al hombre que está detrás de las palabras. ¿Sigues tú por ahí?

Cami

From: "Botico Lewinski"
To: "Camila Dávila"
Subject: Re:
Date: Tue, 5 Dec 2006 16:36:41 -0500

Yo no te hago esperar, es el tiempo el que hace eso. Y yo sigo siendo el hombre detrás de las palabras. Acá sigo.

El día 11/12/06, Camila Dávila escribió:

Boticario,

El tiempo sólo aumenta la intriga, lo que realmente quiero es verte y saber qué podríamos hacer juntos. Si te soy sincera, sincerísima, me imagino que estamos tu y yo solos en mi casa, esperando que pase lo que tiene que pasar.

Solo dime hasta donde estarías dispuesto a llegar conmigo.

Cami

From: "Botico Lewinski"
To: "Camila Dávila"
Subject: Re:
Date: Tue, 12 Dec 2006 09:45:37 -0500

¿Dónde es tu casa?

El día 20/12/06, Camila Dávila escribió:

Que respuesta tan aburrida, me parece jartísimo y no sé, no me sale decirte nada. Vivo en Rosales, que tiene que ver eso con lo que te estaba preguntando?.

From: "Botico Lewinski"
To: "Camila Dávila"
Subject: Re:
Date: Wed, 20 Dec 2006 10:49:39 -0500

Bueno, ¿y qué tal si nos vemos, si charlamos un rato?

El día 21/12/06, Camila Dávila escribió:

Boticario,

No me gustan los chistes tontos, pero tú me sigues gustando. Convénceme que quiero charlar contigo un rato.

Qué tal si, antes de vernos... nos hablamos por msn? Hoy voy a estar conectada todo el día.

Cami.

De: Botico Lewinski
Enviado el: Jueves, 21 de Diciembre de 2006 10:17:55 a.m.
Para: "Camila Dávila"
Asunto: Re:

No te veo conectada

De: Botico Lewinski
Enviado el: Viernes, 22 de Diciembre de 2006 12:11:08 p.m.
Para: "Camila Dávila"
Asunto: Evaluación del sueño

Cada vez que se despertaba recordaba alguna sensación, pero ninguna imagen. La gente le contaba que había soñado que llegaba desnudo a su trabajo, que tenía sexo con el más detestable de sus compañeros de clase, que lograba, por fin, asesinar a su hermano mayor. Pero él, nada de imágenes, nada de historias: sólo algo de amargura, una lejana e inexplicable ira, el eco de la alegría de algún sueño.

Esto era soportable, e incluso, al oír relatos dolorosos, se sentía feliz de no recordar nada. Él callaba, cuando oía estas historias y si le preguntaban sobre sus sueños se limitaba a decir que eran algo muy íntimo, y que prefería no compartirlos. Y ya.
Pero un día no pudo más: llevaba dos meses con Laura, y cada mañana ella se despertaba y le contaba algún sueño, un recuerdo deformado, una fantasía. Cuando sentía la mano de Laura sobre sus espalda ya sabía lo que se venía: unos labios buscando su cuello, uno ojos que sonreían o se apagaban de terror, una larga retahíla de frases inconexas. A veces, tenía que llevar a Laura a bañarse, para que se le pasara la imagen de ser violada o una carrera por un túnel sin fin; con más suerte temrinaba haciendo el amor hasta quedar roto, gracias a la excitación con la que se despertaba ella. Nunca preguntó qué había soñado, en estos casos. Prefería el placer en la ignorancia a la tortura en la verdad.

Pero un día no pudo más: Laura no preguntaba por sus sueños, pero era claro que se moría por saber. Y él no quería más que poder compartir con ella, que despertarse y describirle cómo su casa se convertía de repente en un bosque, y un amigo de infancia le regalaba un par de dados para jugar juntos. Pero no podía.

Así que ese día, después de que Laura se hubiera despertado y no quisiera abrir los ojos, después de acariciarle la cabeza por un rato, después de notar cómo ella iba surgiendo de las aguas del sueño y se entregaba a él, tan real y abierta como siempre, después de quedar exhausto, sonriente, vacío de todos los pesos que le carcomían, se durmió.

Al despertarse, era la primera vez desde que estaba con Laura que no sentía nada. Recordaba, en cambio, algunos jirones de un combate contra otro personaje igual a él, su gemelo. Pero no había ninguna mano sobre su espalda.

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